“La instrucción que me dio fue que hiciera el amor conmigo
misma, me masturbara y me detuviera justo en el momento antes del orgasmo,
prestara atención a mi corazón y permitiera que la energía subiera hasta él. El
momento exacto para detenerse, dijo, es el instante donde uno sabe que un
movimiento más lo hará acabar. “Simplemente retira tu mano”, dijo, “y deja que
la energía suba hasta tu corazón”. Después de cada flujo de energía hasta el
corazón yo debía reanudar la masturbación, repitiendo el ciclo, hasta que
pareciera que no había más energía o sintiera deseos de detenerme. No había
ninguna prohibición contra el orgasmo, sólo el requerimiento de postergarlo,
permitiendo que la energía primero se fuera al corazón. Descubrí que el
retardar los orgasmos así, los hacía más intensos.
Me dijo que hiciera el ejercicio todos los días durante tres meses. Lo hice y ha sido parte de mi vida desde entonces. Este sencillo ejercicio ha demostrado ser un método de alquimia interna, un método mediante el cual he empezado a hacer cambios en mi sistema psicofísico, y por ende, cambios en mis estados de conciencia.”
Págs. 7-8, del libro “El Amor a Sí Mismo. Tantra y
autoerotismo” de Margo Woods.